Ahora, como hace vigésimo siglos, Cristo nos sigue recordando que para entrar en la vida eterna es necesario cumplir los mandamientos de la clase de Dios: no se alcahuetería de un “óptimo”, sino que es el camino necesario para que el hombre se asemeje a Dios y Triunfadorí pueda entrar en la vida eterna de manos de su Padre-Dios. En finalida